Señor Presidente; señores miembros de esta
distinguida Asamblea Anual de Naciones Unidas: quiero referirme en primer
término en esta intervención a ratificar la postura personal de esta
Presidenta, la de la República Argentina como país y la del pueblo argentino
en cuanto al enfático repudio y rechazo al salvaje asesinato de que fuera
objeto el embajador estadounidense Chris Stevens en la ciudad de Bengassi en
la República de Libia. Este hecho que caracteriza una vez más la andanada
terrorista ha merecido por parte nuestra también un período de reflexión
acerca de determinadas interpretaciones que hubo en su momento referidas a
acontecimientos sucedidos en los países árabes y que fueron por muchos
líderes occidentales interpretados o denominados, tal vez periodísticamente,
como la primavera árabe, pero que en realidad, humildemente y con mucho
respeto desde nuestro punto de vista, reflejaba tal vez otras situaciones no
percibidas, no entendidas, no comprendidas por los principales líderes de
Occidente.
La muerte de Chris Stevens en Bengassi no es
casualidad, fue precisamente allí donde se originó el principal foco de
resistencia al régimen de Muhamar Kadafi y donde aquellos que tenemos cierta
inclinación por la política internacional sabíamos muy claramente que
residían precisamente allí los principales fundamentalistas islámicos
opositores, no ya al régimen de Muhamar Kadafi sino a una coexistencia
pacífica en un mundo de paz, entre hombres y mujeres de diversas razas,
religiones, creencias o pertenencias.
Digo esto porque es necesario tener una clara
percepción de cuáles son los problemas y cuáles son verdaderamente las
situaciones que se están originando en el mundo y en Medio Oriente en
especial, para entender la necesidad de tener políticas diferentes orientadas
a construir una paz verdadera y duradera. Una paz que debe implicar siempre
elegir, antes que el lenguaje de las armas, el lenguaje de la diplomacia.
Porque si uno recorre la historia reciente podrá advertir que muchas veces
personajes, fracciones políticas que parecían aliadas de Occidente,
finalmente al cabo del tiempo terminaron convirtiéndose en acérrimos enemigos
de los valores occidentales por una tal vez mala interpretación o mala
adecuación de políticas que permitieran comprender lo que está pasando en
Medio Oriente y fundamentalmente en el mundo.
La necesidad del reconocimiento del Estado de
Palestina, como también la necesidad y el reconocimiento de que Israel viva
dentro de sus fronteras legalmente reconocidas desde 1967, son parte
fundamental y el nudo fundamental del problema en el Medio Oriente. Nosotros
abogamos por parte de la República Argentina, y creo también reflejar los
intereses de nuestra región, de dar una respuesta a algo que viene
reclamándose durante décadas y que sin embargo por distintas circunstancias y
atravesando distintos gobiernos, las distintas potencias occidentales que
tienen una inmensa responsabilidad en este liderazgo no han logrado
construir. Para Chris Stevens y para su familia ya no habrá primavera árabe,
ni siquiera verano sino un invierno terrible y eterno.
Por eso creo que es imprescindible replantear desde
Occidente estrategias y políticas diferentes respecto de Medio Oriente,
porque corremos el riesgo de que diciendo defender valores terminemos
finalmente, a través de estrategias equivocadas atacando esos valores,
profundizando la crisis y que sucedan hechos como el que sucedió en Bengassi,
donde tenemos que lamentar la muerte de un diplomático, cualquiera sea su
origen, en este caso un embajador estadounidense, cosa que no sucedía desde
hacía muchísimo tiempo.
Similar situación podría describirse respecto de la
otra gran crisis que aparentemente de carácter económico sacude al mundo. En
el año 2008, cuando nos tocó concurrir a esta asamblea, se detectó la va se
desplomaba en Lehman Brothers, y una crisis que parecía causada porque había
pobres que no podían pagar hipotecas, la famosa crisis de las sub prime, hoy
ha terminado en algo más que una crisis de pobres que no puede pagar sus
hipotecas, se ha corrido finalmente el velo y se ha descubierto, o por lo
menos ha quedado expuesto a la luz pública, que ha sido precisamente la
administración financiera de capitales sin ningún tipo de regulación, no ya
en beneficio de los sectores más empobrecidos sino de los sectores más ricos
de la sociedad, la causante de esto que ya es una crisis global.
En Europa la crisis de la Eurozona, que no es más
que la crisis de las deudas soberanas, países que deben más que su PBI y
familias endeudadas más allá de sus posibilidades por los próximos 20 ó 30
años. En estos mismos momentos que estamos aquí se está produciendo en España
una represión contra indignados que reclaman la renuncia del gobierno por los
programas de ajuste que se están aplicando, recetas ortodoxas, las mismas que
se vienen aplicando desde hace décadas infructuosamente.
Y quiero decirles que cuando hablamos de esto no
hablamos desde lo empírico, cuando hablamos de esto en la República Argentina
lo hacemos desde el conocimiento profundo por haber sido una suerte de
conejillo de indias de las políticas neoliberales, producto del Consenso de
Washington, que traspusieron las fronteras de toda la década de los 90 y
finalmente implosionaron en el país en el 2001 cuando se produjo el default
de deuda soberana más importante que se tenga memoria. Argentina llegó a
deber 160% de su producto bruto, producto de políticas de endeudamiento,
políticas de desindustrialización, políticas de ajuste permanente en el
consumo, que uno ve aplicar ahora casi metódica y ferozmente sobre los países
que hoy como España, como Grecia, como Portugal y como otros tantos están
poniendo en peligro la Eurozona.
Poner en peligro el Eurozona es algo más que poner
en peligro una región económica, es poner en peligro también la estabilidad
misma del sistema financiero internacional. Debemos recordar que si bien el
60% o 65% de las reservas internacionales de los distintos países están
depositadas en sus bancos centrales en dólares, hay no menos de un 24% de
reservas de los diferentes bancos centrales depositadas en euros.
También, es bueno decirlo, es necesario un replanteo
por parte de lo que significa una guerra comercial que se ha desatado en los
distintos países a partir de políticas que unos denuncian como
proteccionistas y que sólo constituyen políticas de defensa de nuestras
sociedades, de nuestros trabajadores y de nuestros empresarios frente a las
economías de los países desarrollados, que han sido en definitiva las
causantes de la crisis que hoy estamos viviendo y que se intenta transferir.
Yo siempre me pregunto algo: si cualquier país de los nuestros tuviera un
déficit de la cuenta corriente como tiene por ejemplo Estados Unidos de
Norteamérica, sería un país al que seguramente habrían censurado, sería un
país al que habrían criticado, pero claro, al ser moneda de reserva, al
hacerse el 85% de las transacciones comerciales del mundo en dólares, al ser
el país que emite la moneda de reserva por excelencia, queda totalmente
separado de toda recomendación o de todo ajuste explicitado por el Fondo Monetario
Internacional. Sin embargo el Fondo Monetario Internacional sigue reclamando
políticas de ajuste e inclusive, como en el día de ayer, amenazando a países
a como la República Argentina, en una imitación que quiso hacer la titular
del Fondo Monetario Internacional con un partido de fútbol, que si Argentina
no cumplía determinadas cosas le iban a sacar tarjeta roja. Quiero decirle a
la titular del Fondo Monetario Internacional que esto no es un partido de
fútbol, que esta es la crisis económica y política más grave que se tenga
memoria desde los años 30. En segundo lugar debo decirle que mi país no es un
cuadro de fútbol, es una nación soberana que toma soberanamente sus
decisiones y que por lo tanto no va a ser sometida a ninguna presión y mucho
menos a ninguna amenaza de que si no hace tal cosa se le va a poner tarjeta
roja. Por otra parte, si vamos al rol, ya que estamos en orden de comparar
fútbol con economía, debo decir que el que el rol del presidente de la FIFA
ha sido bastante más satisfactorio que el rol de los directores del Fondo
Monetario Internacional en cuanto a organizar lo que es su responsabilidad.
En efecto, la FIFA organiza cada cuatro años el mundial de fútbol, el próximo
será en la República Federativa de Brasil y seguramente será un éxito. El
Fondo Monetario Internacional viene tratando de organizar la economía desde
los años 80 y crisis tras crisis no logra hacerlo. Sin embargo parece que los
únicos que deberíamos criticarnos somos los países, no he escuchado ninguna
autocrítica del Fondo Monetario Internacional en cuanto a cuáles eran las
estadísticas de España, cuáles eran las estadísticas de Grecia, de Portugal,
de Irlanda, de Italia, que permitieron que contrajeran deudas, que emitieran
bonos sin ningún tipo de control. Cuáles son los controles, a quiénes
controlan y por qué se controla a unos y a otros no.
Estas son algunas de las cosas que nos planteamos
hoy aquí frente a ustedes, porque es necesaria una reformulación, lo venimos
diciendo desde el año 2003 en que el presidente Kirchner por primera vez vino
aquí y sostuvo, ante una Argentina devastada por la crisis, con índices de
pobreza y de indigencia nunca vistos, el 25% de los argentinos no tenía
trabajo, se habían quedado con sus ahorros en dólares, en pesos, en rupias, en
libras, en lo que venía, no tenían nada. Vino aquí y dijo dennos una
oportunidad para crecer porque las sociedades para poder pagar sus deudas
deben crecer, los muertos no pagan sus deudas. Esta fue la frase de aquel
argentino que no se equivocó y que en el año 2003, a partir de las políticas
que pudo aplicar y sin acceder, inclusive hasta el día de la fecha, al
mercado de capitales, Argentina ha reestructurado el 94% de su deuda soberana
y vienen pagando rigurosa y regularmente cada uno de sus vencimientos desde
el 2005 a la fecha. Y lo vamos a seguir haciendo, porque privilegiamos
políticas donde la producción nacional, el valor agregado, la generación de
trabajo, atender a los sectores más vulnerables a través de programas
sociales que representan el 1,2% de nuestro PBI y que han sido definidos por
hombres como Bernardo Kliksberg como los programas de política social más
importantes de Latinoamérica, nos ha permitido un crecimiento que sin lugar a
duda es el más importante de los 200 años de historia que tiene la República
Argentina.
No venimos a dar lecciones a nadie porque no nos
consideramos maestros ni profesores de nadie, simplemente queremos contar la
experiencia de un país que vivió una situación similar a la que están
viviendo otras naciones del mundo desarrollado. Lo que queremos aportar es
desde lo empírico, no desde lo teórico y sabemos que tenemos que tomar como
miembros del G-20 medidas que todavía no se han tomado porque siguen sin
regularse los grandes movimientos de capitales que un día golpean en un país
y otro día golpean en el otro, donde un día la bolsa de un país que
está prácticamente en default sube 20 puntos para bajar al otro día 7 siete
puntos. Señoras, señores, no seremos economistas pero no somos tontos,
sabemos que cada uno de estos movimientos implica formidables transferencias
de ingresos y los únicos perjudicados siguen siendo los millones y millones
de habitantes que pierden su trabajo, pierden sus esperanzas y lo que yo
aspiro es a que no pierdan la paciencia, porque normalmente cuando se pierde
la paciencia en situaciones sociales límite, cuando no se consigue trabajo,
donde los pobres no tienen un Estado que los proteja y los contemple,
finalmente terminan sobreviniendo crisis políticas e institucionales como las
que nos tocó vivir a nosotros en el año 2001.
Creo también necesario entender que estamos ante un
nuevo mundo y un nuevo mundo exige también liderazgos creativos, exige
arriesgar nuevas ideas y nuevos conceptos, querer solucionar los problemas
que hoy tiene el mundo con las recetas que los provocaron resulta
absolutamente absurdo, es necesario decirlo claramente. El tema del déficit
en cuenta corriente que es trasladado de los Estados Unidos a los países
emergentes, donde se revalorizan por allí nuestras monedas y tenemos que
hacer ingentes esfuerzos a través de acumulación de reservas y de medidas
para que no nos transfieran desde los países centrales stocks de manufacturas
a muy bajo precio que atentan contra nuestras economías, que por otra parte,
bueno es decirlo, los últimos 10 años el crecimiento económico global fue
sostenido precisamente por los países emergentes y hoy somos los países
emergentes los que tenemos que estar soportando que nos denuncien como
proteccionistas por parte de aquellas economías que han vivido protegiendo, a
través de subsidios agrícolas y promociones de toda índole, en detrimento de
nuestras economías y fundamentalmente en detrimento de la inclusión de
millones de ciudadanos que ahora han podido ser incluidos al aparato
productivo. Es clave que los países desarrollados entiendan la contribución
que los países emergentes podemos hacer al resurgimiento de la economía
internacional, por la cantidad de millones que todavía debemos incluir a los
beneficios sociales y a la producción, porque además hemos bajado nuestro
nivel de endeudamiento como nunca se ha visto. La Argentina, de haber sido un
país que estuvo con el 160% de su PBI endeudado, hoy apenas tiene un
14% del PBI en relación a la deuda, el resto es deuda intra sector público y
estamos en el más bajo endeudamiento en moneda extranjera y referente a
titulares extranjeros.
Obviamente que para algunos somos un mal ejemplo.
¿Por qué? Porque cuando reestructuramos nuestra deuda, y no estoy proponiendo
como solución la reestructuración, pero cuando reestructuramos nuestra deuda
sostuvimos que hace a la esencia del capitalismo que quien toma el riesgo de
colocar en un país dólares, con una tasa como la que se llegó a pagar en la
República Argentina durante los años 90 para sostener la convertibilidad,
entre el 15 y el 16%, mientras en el resto del mundo se pagaba apenas un 2
por ciento, debe asumir que si alguien le paga esa cantidad de dinero frente
a un mundo que paga solamente el 2 por ciento, hay grandes posibilidades de
riesgo que ese señor, ese banco, esa institución no les devuelva el dinero.
La tesis fue entonces que si habían arriesgado
debían compartir parte de ese riesgo y, por lo tanto, propusimos una
reestructuración en la cual esto fuera soportado por ambas partes.
De cualquier manera, la Argentina pagó más que la
ENRON a sus accionistas. La ENRON pagó de cada 100 dólares, 1 dólar creo por
accionista; nosotros, de cada 100 dólares, pagamos entre 25 y 30 dólares. Así
que, en realidad, en esta reestructuración tuvimos mucha mayor amplitud y
mucha mayor consecuencia que la tuvo, por ejemplo, la empresa ENRON, no ya
con el resto del mundo sino con los propios ciudadanos americanos.
Decía entonces que estas cosas por supuesto pueden
molestar a determinados organismos multilaterales de crédito, sobre todo
porque la Argentina, durante la década de los años 90, fue exhibida como un
ejemplo de lo que debía hacerse para en el año 2001 soltarle la mano y
dejarla que se arregle sola.
Por eso creo que algunos creen que deben censurarnos
o multarnos para que el ejemplo no cunda. Pero en realidad, si se piensa el
mundo como una totalidad y como una globalidad, si se concibe que no estamos
ante un problema económico, sino que estamos ante un problema político,
porque cuando carecemos de liderazgos que nos indiquen un camino cierto y
concreto para superar una crisis económica de la magnitud que tiene el mundo,
ya no estamos ante un problema de la economía ni de los economistas, estamos
ante un problema de la política que no encuentra soluciones ni respuestas ni
nuevos modelos para darle solución a estos problemas.
Por eso sabemos del enojo de algunos organismos
multilaterales con la Argentina y por eso les decimos que no vale la pena
enojarse, que lo importante es replantearse en economía y en política qué
errores se han cometido; qué cosas se están haciendo mal para poder
corregirlas, seguir adelante y remontar esta crisis que, de seguir
prolongándose en el tiempo, va a provocar no ya severos problemas económicos
sino severos problemas institucionales y políticos.
Y lo que más miedo me da como militante política
desde muy joven y que le ha tocado vivir períodos en su propio país donde no
se respetaron los valores occidentales, donde se violaba, se torturaba y se
desaparecía gente, porque había desaparecido la democracia; el temor más
grande que tengo como militante política, frente la falta de resolución de
esta crisis, es que muchísimos occidentales, que millones dejen de creer que
un sistema democrático puede darles las soluciones.
Si uno observa la historia de la humanidad, puede
observar claramente que los más terribles totalitarismos que asolaron la
humanidad fueron precedidos por severas crisis económicas que no dieron
solución a la gente, que le quitaron la esperanza y que crearon oídos
propicios para los cantos de sirena prometiendo cosas que todos sabemos que
es imposible cumplir.
Por eso quería referirme en términos enfáticos a
cómo abordar el problema o a cómo concebirlo para de esta manera poder
encaminar y encarrilar una situación que está descarrilada desde el año 2008
y que desgraciadamente no tiene visos, porque también comenzamos a ver que la
crisis de los países desarrollados comienza a trasladarse a los países
emergentes que hemos sido motores del crecimiento a nivel global.
Y creo que una cosa está vinculada con la otra y que
es una falta de interpretación, de codificación adecuada, interpretación
correcta de sucesos políticos y económicos que se entremezclan en la historia
de la humanidad y nos llevan a concebir falacias como que, en definitiva,
determinados movimientos políticos quieren vivir como los occidentales o que,
tal vez, determinadas recetas ortodoxas de ajuste pueden conducir a alguna
salida o a alguna solución. Nada más equivocado por cierto.
Finalmente, quiero referirme a dos temas que pueden
parecer, tal vez, de carácter bilateral: uno fue entregado en cada una de las
misiones que están aquí representadas, este cuadernillo impreso en español y
en inglés acerca de la cuestión colonial de Malvinas.
En el pasado mes de junio estuve presente ante el
Comité de Descolonización de este organismo, aquí en Nueva York, para
presentar nuestro alegato, nuestro deseo de que se dé cumplimiento a la 2065
Resolución de Naciones Unidas, en cuanto a instar al diálogo entre ambos países,
el Reino Unido y nosotros, sobre la cuestión de Malvinas.
El próximo año, en enero, se van a cumplir 180 años
de que el Reino Unido, Inglaterra, usurpara ilegalmente nuestras islas
Malvinas. No solamente no ha cejado en esto, no solamente no ha dado oído
alguno ni respuesta alguna a un reclamo y a una resolución…en realidad, son
muchas las resoluciones de Naciones Unidas, son muchas las resoluciones del
Comité de Descolonización, son muchas las resoluciones de distintos
organismos como la OEA y como distintas agrupaciones multilaterales, Grupo de
Río, etcétera, que piden a Gran Bretaña que se siente a dialogar con la
Argentina. No estamos pidiendo que digan que tenemos razón, eso no es
diálogo, eso es imponer un criterio; simplemente queremos que se sienten a
cumplir con la resolución de Naciones Unidas a dialogar sobre la cuestión de
la soberanía en las islas Malvinas. Y además también a desmilitarizar el
Atlántico Sur, una región, la América del Sur, de paz, sin diferencias
étnicas ni religiosas ni de ninguna naturaleza que nos lleve a
enfrentamientos entre nosotros.
Por eso, una vez más, reiteramos nuestro pedido. No
se puede tener el doble estándar permanente de que aquellos miembros que se
sientan en el Consejo de Seguridad en forma permanente, tienen derecho a
violar todas y cada una de las disposiciones de Naciones Unidas y el resto de
nosotros, simples mortales, debemos hacer saludo y venia ante cualquier
resolución del Consejo de Naciones Unidas. Esto no es construir
multilateralismo, esto no aporta en nada a la construcción de la paz que
todos demandan y que todos necesitamos; esto aporta a generar una sensación
creciente de injusticia y de desigualdad entre las naciones que afecta
sensiblemente las posibilidades de un mundo más justo, que afecta
sensiblemente las posibilidades de vivir en un mundo sin violencia.
Por eso reiteramos una vez más que esta no es una
cuestión bilateral entre el Reino Unido y nosotros, se ha convertido en una
cuestión global, terminar con los últimos vestigios de colonialismo, que ha
sido uno de los grandes méritos de Naciones Unidas cuando creó en 1961 el
Comité de Descolonización. Ingresar a este siglo XXI sin territorios
coloniales hace también al respeto de los derechos humanos. Derechos humanos
que, por cierto en mi país, defendemos con mucha fortaleza y que somos un
ejemplo a nivel global del cumplimiento de los mismos.
Finalmente y vinculado también con lo que empecé,
con el repudio y la condena a la muerte del embajador Christopher Stevens en
Libia, quiero referirme también a lo que para nosotros, los argentinos,
constituye y sigue constituyendo una llaga abierta porque todavía no ha
habido justicia y que es la voladura de la mutual israelita AMIA en el año 94
y también de la embajada de Israel en el año 92, hechos absolutamente
condenables y deplorables.
En reiteradas oportunidades, tanto el ex presidente
Kirchner como quien les habla, ha pedido a la República Islámica de Irán, que
ha sido acusada por la Justicia argentina de tener participación en dicho
crimen, su colaboración y su cooperación.
En el año 2010 y en el año 2011, ante la falta de
respuesta a ese pedido de colaboración y de cooperación, ofrecí, como
alternativa a esto, si es que la República Islámica de Irán no tenía
confianza en la equidistancia, en la independencia de la Justicia argentina,
adoptar una doctrina que es la doctrina del caso Lockerbie, que todos ustedes
recordarán, y que se refiere al atentado contra un avión estadounidense por
parte de terroristas libios y que, finalmente, tuvo lugar un juicio en un
tercer país y allí pudo repararse, si es que la muerte puede tener
reparación, algo del daño que se había hecho.
Ofrecimos, precisamente, la elección de común
acuerdo entre ambos países, de un tercer país para que se desarrolle allí un
juicio que garantice a las partes que todos van a poder acceder a la justicia
y, por sobre todas las cosas, que se va a conocer la verdad sobre este hecho
tan terrible.
Empecé hablando sobre acciones del terrorismo
internacional y termino también hablando sobre estas mismas acciones, no ya
cometidas en un lejano país africano y contra un miembro del Cuerpo
Diplomático estadounidense; estoy hablando de algo sucedido en mi país, en mi
tierra y contra ciudadanos argentinos en clara violación también a la
soberanía territorial.
El día miércoles pasado, 19 para ser más exactos,
hemos recibido por parte de la República Islámica de Irán un pedido de
reunión bilateral precisamente para dialogar entendemos que sobre este tema.
Mi país, que sigue reclamando el diálogo como un instrumento universal y
también como un instrumento particular en el caso de Malvinas, ha decidido
instruir a nuestro Canciller para que tenga lugar aquí en Naciones Unidas,
tal cual lo ha solicitado la República Islámica del Irán, una reunión bilateral
entre ambas cancillerías.
Debo decirles que espero resultados de esa reunión,
resultados en la manifestación que ha hecho la República Islámica de Irán de
querer cooperar y colaborar por el esclarecimiento del atentado. Si no lo
quiere hacer frente a la Justicia argentina o si no lo quiere hacer frente a
un tercer país, esperamos resultados de esa reunión en cuanto a propuestas de
cómo encaminar este conflicto tan profundo que data del año 1994.
Quiero recordarles a todos que el presidente
Kirchner asumió como presidente recién en el año 2003; ya habían transcurrido
nueve años del atentado sin tener ningún resultado.
Pero también quiero decir que esperamos que de esta
reunión haya resultados concretos. Si hay propuestas por parte la República
Islámica de Irán para avanzar en un sentido que no sea el que ha propuesto la
Argentina, quiero decirles también que, como miembro de un país
representativo, republicano y federal, someteré a consideración de las
fuerzas que tienen representación parlamentaria en mi país la propuesta que
nos haga la República Islámica de Irán. Es un tema demasiado importante para
ser resuelto solamente por el Poder Ejecutivo, más allá de que la
Constitución le asigne la representación y el ejercicio de las relaciones
exteriores. Pero acá no estamos ante un caso de relaciones exteriores típico
o casual, estamos ante un hecho que ha marcado la historia de los argentinos
y que también se inscribe en la historia del terrorismo internacional.
Por eso quiero que tengan la certeza, fundamentalmente
los familiares de las víctimas, con los cuales me siento particularmente
comprometida, fui durante seis años miembro de la Comisión Bicameral de
seguimiento de ambos atentados, de la Embajada y de AMIA, siempre sostuve
posturas muy críticas de cómo se desarrollaba la investigación. Por eso creo
que tengo la autoridad para poder dirigirme a los familiares de las víctimas,
que son realmente los que más respuestas necesitan acerca de lo que pasó allí
y de quiénes son los responsables, para decirles que tengan la certeza de que
esta Presidenta no va a tomar ninguna resolución respecto de ninguna
propuesta que le sea formulada, sin consultar previamente con quienes han
sido las víctimas directas de esto. Y, al mismo tiempo también, con las
fuerzas políticas con representación parlamentaria en mi país, porque esto no
lo puede decidir una sola fuerza política y porque además todos tienen la
obligación de emitir opinión pública y fijar posición frente a situaciones de
esta naturaleza.
Para terminar quiero decirles a todos los miembros
de esta Asamblea que la Argentina va a tener el altísimo honor, pero también
la altísima responsabilidad, durante los años 2013 y 2014, de ocupar un
sillón, de ocupar un lugar de los no permanentes, obviamente, en el Consejo
de Seguridad de este Cuerpo.
Quiero que sepan que más allá de que esté sentada
formalmente la República Argentina, en ese lugar tienen que sentirse representados todos y cada uno de los países que aspiran a la paz en serio
como un valor universal, pero con la convicción de que esa paz no es una
enunciación formal e ingenua de deseos, en la comprensión de que la paz es un
valor que se construye a través de la verdad, de la justicia y de la
igualdad. No puede haber paz en un mundo donde no se trate en forma igual a
los países; no puede haber paz en un mundo donde haya cada vez más pobres y
menos incluidos; no puede haber paz en un mundo no se diga la verdad y las
cosas como son.
Por eso creemos que en la construcción de esa paz
que todos anhelamos, mayores responsabilidades tienen las grandes naciones
líderes de este mundo. Como en cada uno de nuestros países la responsabilidad
empieza por el presidente y va en forma descendente con sus autoridades, lo
mismo ocurre en el mundo.
No podemos, más allá del reclamo de igualdad,
ignorar las hegemonías, ignorar la importancia de determinados países en la
resolución de los conflictos o, tal vez, no solamente en la resolución, sino
también en la provocación de los conflictos.
Por eso, creo que –y quería decirlo y compartirlo
con todos ustedes- ese sillón que ocupará la República Argentina, lo hará en
nombre de los valores que siempre ha defendido: la paz, la vigencia
irrestricta de los derechos humanos en todos los países, no solamente en aquellos
que me resultan simpáticos o en aquellos que no me resultan simpáticos; los
derechos humanos son valores universales que deben ser respetados en todas
las latitudes y cualquiera sea la denominación de los gobiernos.
Y es obligación de esta Asamblea y es obligación de
ese Consejo de Seguridad, actuar con un solo estándar para, precisamente,
construir ese valor de paz, derechos humanos, igualdad y verdad, que es la
única manera de asegurarnos vivir en un mundo más justo y más seguro del que
vivimos hoy.
Muchísimas gracias y muy buenas tardes a todos y a
todas. (APLAUSOS)
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jueves, 27 de septiembre de 2012
DISCURSO DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER EN LA 67°ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS
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